Continuamos analizando el por qué detrás de la vuelta de determinados accesorios.
Esta semana es el turno de los arneses. Un accesorio que no sólo desafía los estándares de belleza, sino que también nos saca de nuestra zona de confort al re-definir su simbología.
Encontramos el placer en el desafío de los límites arcaicamente impuestos. Es la era del cuestionamiento, y esto conlleva la re-definición de aquello que asociamos a lo prohibido, a la culpa y al disfrute.
Así como retomamos el uso del corset y le dimos un nuevo significado social, jugando con la ironía, los arneses entran en el mismo tipo de juego.
Los arneses siempre estuvieron asociados inconscientemente a los fetiches sexuales, a la provocación y a lo prohibido. Incluso, si lo analizamos en profundidad, existen ciertos modelos que nos imposibilitan el movimiento de ciertas partes de nuestro cuerpo, nos fuerzan a mantener determinadas posiciones corporales, e incluso los arneses alrededor de la boca o bozales son aquellos que imposibilitan el habla.
En el 2021 desafiamos esas viejas concepciones sobre el arnés y lo convertimos en un accesorio estético que provoque un cortocircuito en quienes todavía lo siguen percibiendo como algo ‘prohibido’ o cercano al fetiche.
De este modo, desarrollamos la capacidad de la ironía, del juego de conceptos, palabras y símbolos. Así como con el corset, con la vuelta del arnés buscamos re-definir aquello que asociamos a la opresión, llevándolo al vínculo con la experimentación del placer.
El fetiche sexual se convierte en algo de lo que podemos hablar. Intentamos abandonar ciertos prejuicios sobre la sexualidad y su asociada experimentación.
La búsqueda intra-personal y de auto-conocimiento de la que tanto se pregona, también incluye la experimentación sexual para lograr un entendimiento completo y complejo de nuestra esencia. Obviar esto sería seguir reprimiendo determinadas necesidades y deseos intrínsecos del ser, lo cual imposibilita el avance evolutivo hacia una construcción social más libre, liviana y sin tabúes.
El arnés como accesorio es una tendencia de nicho, de círculos alternativos, ya que su popularidad es prácticamente imposible todavía, debido al juego que este accesorio realiza para con la represión.
Hace falta de mucha costumbre y asentamiento de este accesorio para que su popularización sea efectiva.
Como parte de un mensaje revolucionario, preferimos alzar la voz y rebelarnos de forma visible y ruidosa. La revolución silenciosa y medida no representa a los grupos alternativos que eligen utilizar el arnés.
La búsqueda experimental y re-significación de ciertos símbolos radica en provocar con el fin de desafiar los límites de nuestros propios pre-conceptos y pre-juicios.
En el caso del arnés, comenzamos a verlos cada vez más en círculos artísticos, de diseño de autor, y en grupos que eligen la vestimenta como un juego, sin miedos a probar combinaciones y elementos variados.
El arnés se nos trepará, principalmente, en las piernas, el torso y la cintura.
Incluso, una forma más sutil de implementarlo es mediante el uso de ciertas carteras o bolsos que incluyen una especie de arnés que se engancha al pecho. Esto demuestra el comienzo de la re-significación variada que vendrá de la mano de este accesorio en los próximos meses y años.
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Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias
