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EL ESCAPE Y EL CONTROL A TRAVÉS DEL DAMERO

Con la tendencia de la semana, siguen apareciendo indicios de esta afición al juego, a lo lúdico, a la vuelta a la infancia, en donde el disfrute era lo primordial, y las responsabilidades escaseaban. 

En este caso, el juego presente difiere de otros más infantiles. El damero se aleja de lo ingenuo y naive para asimilar la posibilidad del juego en la adultez. 

Todo ese acercamiento al juego a partir de la vida adulta que se fue presentando en diversas tendencias a lo largo del último año y medio, se hace más notorio y literal con el patrón del damero como inspiración.

Ya de por sí, el damero representa el asentamiento y la continuidad de los patrones repetitivos como herramientas que dan tranquilidad y una sensación de alivio resultante del control y lo previsible.

El damero acompaña a otras tendencias como la infantilización de ciertas prendas asociadas a uniformes propios de la adolescencia, o tipologías y tejidos propios de disfraces que usábamos en los primeros años de vida. Incluso, el permitirnos traer un mundo de fantasía a nuestro día a día es parte esta fusión de identidades atemporales que conectan y manifiestan los ‘yo’ del pasado con el ‘yo’ presente.

Así mismo, el damero representa una contradicción entre la necesidad de escape y la necesidad de control.

Deseamos escapar hacia una era en donde todo es azar y diversión, donde no hay responsabilidades y lo primordial pasa por el disfrute; pero, al mismo tiempo, este viaje al pasado es una herramienta más para sentirnos en control sobre lo incierto del futuro próximo.

De este modo, la competencia y la estrategia es lo que prima en una era en donde la supervivencia y la polarización de la sociedad es lo que nos define. Nada es aleatorio, todo está premeditado y sobre-analizado.

El tablero de ajedrez representa esta competencia y rivalidad entre los dos polos de la sociedad que empujan hacia futuros opuestos. 

Un futuro que desea controlar el presente desde la réplica del pasado, y un futuro que se refugia en las utopías y la idealización a la hora de proyectar un escenario por venir.

Por último, el damero también representa la necesidad del escape de la realidad a través de la ilusión óptica.

El damero nos otorga la posibilidad de jugar con nuestros sentidos y percibir diversas realidades en donde entra en cuestionamiento todo aquello que nos fue inculcado y que aprendimos. 

En conclusión, el damero es la representación sublime de la vía de escape de la realidad, desde todas sus formas y aristas posibles.

Algunos de estos escapes serán más nostálgicos, otros más controladores y otros nos permitirán cuestionarnos estructuras y esquemas de base que sin esta vía de escape la consecuente perspectiva múltiple nos sería imposible.

Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias

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