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EL ESCOCÉS COMO SÍMBOLO DE UNIÓN

Hoy, vamos a hablar de un estampado que siempre consideramos clásico. El escocés, a pesar de ser uno de los más populares, tiende a desaparecer por épocas.

El 2021 su retorno se hace notar de forma masiva.

Ahora bien, ¿por qué sentimos la necesidad y/o deseo de volver a expresarnos a través de este estampado?

El escocés, en su historia más reciente, representa a aquellos nichos revolucionarios que incitaron el cambio y la protesta social, en base a un sistema y funcionalidad vencida. ¿Esto nos resuena, no?

En una era atravesada por una crisis mundial, nos cuestionamos todo sistema, norma y regla que nos rodea, sostiene y estructura. El escocés llega para hacernos recordar la estética punk y sus ideales anarquistas. Llega para permitirnos revivir valores que habíamos dejado en el olvido debido al conformismo y la tranquilidad aparente que este generó durante décadas.

Cuando todo lo aparentemente estable comenzó a colapsar, empezamos a divisar fallas en el sistema, y a buscar nuevas formas y maneras de organizarnos como sociedad. 

El escocés representa el cuestionamiento sobre la procedencia de los valores que nos esquematizan, la practica de ellos y la relación que estos tienen con la utopía y/o distopía.

Existe una simbología de 360 grados, alrededor del escocés. Constituye un camino complejo y circular. Nos interpela desde lo comunitario, pero también desde lo individual.

Desde lo individual, este estampado nos retrotrae a las épocas de colegio e uniformes, en donde el sentido de pertenencia era lo primordial, y las responsabilidades eran simples y casi inexistentes. 

Mismo dentro de su simbología individualista, la comunidad es lo que prima. 

Se busca pertenecer a algo más grande para encontrarle sentido a nuestra existencia. La lucha nace de los grupos, y los grupos que buscan la movilización, el cambio y hacerse escuchar, implementan los uniformes. ¿Por qué? Porque el uniforme permite que las individualidades no resalten cuando hay un objetivo en común en pos de una revolución.

Si no somos parte de un grupo de resistencia, el uniforme lo asociamos a la adolescencia (etapa en la que la pertenencia social nos marca de por vida). Y esos uniforme, generalmente, incluyen el escocés como patrón de unión.

Por ende, el escocés, tanto desde lo colectivo como desde lo individual, nos vincula con ese anhelo por la libertad. Nos retrotrae a esa etapa de nuestras vidas en las que la independencia y la rebeldía eran parte de la búsqueda de identidad.

Ese mismo proceso se transpola a la comunidad. Necesitamos independencia y rebeldía para encontrar nuestra identidad social, más allá del ‘deber hacer’ y el ‘deber ser’.

El escocés nos une en esa lucha sin importar el género, la edad ni el origen de las individualidades que conforman al todo.

Posted by María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias.

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