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EL FUTURO QUE ANHELAMOS DE LA INDUSTRIA DE BELLEZA

Continuamos con todo lo que concierne a la sustentabilidad.

En esta oportunidad, el enfoque lo ponemos en los rituales que van más allá de la vestimenta, pero que también hacen y permiten construir un cambio de hábitos y de consciencia para con nuestra forma de consumir.

La belleza es cada vez más parte de la industria de moda, y por eso es tan importante y elemental no dejarla de lado. Todo lo que consumimos, desde comida hasta vestimenta, tiene un impacto en el medio ambiente, y tomar consciencia de ello nos incita a realizar ciertos cambios.

También comenzamos a comprender que somos parte de un sistema, y que aquello que ingerimos y utilizamos impacta no sólo en el medio ambiente sino en nuestros cuerpos, nuestras rutinas y nuestra salud.

Como respuesta a esta necesidad de una conexión ulterior con todo lo que nos rodea, la conexión con la naturaleza es el enfoque principal de esta nueva era.

La fusión con la misma es lo que nos genera placer y alivio. Y qué mejor manera de hacerlo que literalmente fusionando nuestra piel con los propios productos que nos brinda el planeta tierra.

Así, nos animamos a salir de nuestra zona de confort y de lo conocido. Empezamos a experimentar con productos que son y se sienten naturales, donde los componentes químicos no se incluyen, y eso nos da una sensación de pureza y liviandad.

Perseguimos el fin de cuidar nuestros cuerpos desde lo que consideramos natural y orgánico. La búsqueda es motivada por sentirnos pur@s y limpi@s. Optamos por estar en contacto estrecho con la cosmética sustentable, que respete nuestra naturaleza y no sea abrasiva para con nuestra piel y cuerpo. 

No podemos obviar aquella otra necesidad que viene arraigada y deviene del ritual.

Estamos en pleno proceso de re-definción de aquellas costumbres que durante tantas décadas nos inculcaron como mandatos; y, llegó el momento de seleccionar sólo aquello que realmente nos representa y acompaña nuestra nueva forma de ver el mundo.

La inclusión de la diversidad impulsa este cambio radical en nuestra construcción psico-social.

Esta inclusión no sólo refiere a la diversidad de pieles, cuerpos y formas, sino también a la re-valoración y re-definición de ciertas prácticas, costumbres y valores que quedaron segregados hace siglos. 

De la mano de la vuelta a las raíces desde la cosmética y el consumo, también retomamos viejas prácticas esotéricas y ocultistas que representan esta inclusión tan anhelada. 

La vuelta a la conexión con la naturaleza y el entendimiento del ser humano como parte de un ciclo y sistema se vinculan estrechamente al retorno del paganismo como parte elemental de nuestra construcción de lo comunitario y su sincrónico desarrollo cultural.

Por otra parte, la cosmética natural también hace base en nuestras nuevas rutinas porque estamos ya cansad@s de las máscaras y ficciones que consumimos y proyectamos.

Elegimos inclinarnos por mostrar nuestra piel al natural, sin filtros, sin retoques, con maquillajes y productos que respeten aquello que (al fin) dejamos de concebir como imperfecto.

La cosmética natural es el futuro de la industria de belleza que nos permitirá dejar atrás determinados estereotipos y construcciones irreales, alejándonos así de la presión social y sus consecuentes influencias traumáticas psicológicas que marcaron a muchas generaciones.

Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias

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