Tendencias

LA MANIFESTACIÓN DE LO PERFECTO, CONSTANTE, SEGURO Y ETERNO

Así como con cada tendencia, la convivencia entre opuestos complementarios es indiscutible.

A lo largo de ya varios meses nos encontramos diseccionando y analizando los cambios de estereotipos, reglas y modelos en el mundo de la moda y la belleza. Aquellos parámetros que alguna vez se nos impusieron como camino hacia la perfección, hoy tambalean y están a punto de ser derrumbados.

Pero, no todo es utópico cuando de crisis y transformación se trata. Junto con la tendencia que intenta incluir la diversidad y amigarse con esa idea arcaica de lo ‘imperfecto’, ‘irregular’ y ‘deforme’,  convive una afición por la perfección, el control y lo pre-visible.

Junto con la imperfección convive el símbolo de la perfección infinita.

Las esferas y los círculos se multiplican en patrones decorativos, en donde la circularidad prevalece por sobre cualquier otra inspiración estética.

La inclinación por estas formas no se contrapone al atractivo que nos producen las formas irregulares, la necesidad de cambio y el derribamiento de estereotipos. No obstante, como en todo panorama de transición, nos podemos sentir representad@s por ambos extremos.

Incluso, los círculos simbolizan la infinitud de ciertos ciclos, la re-generación y re-utilización que acompañan una mutación en nuestros hábitos en relación al cuidado del medio ambiente.

El círculo es, en parte, el reflejo de la aceptación y creencia humana en el eterno retorno, en los ciclos infinitos repetitivos.

Al instalarse el eterno retorno en nuestro comportamiento y razonamiento diario, nos hacemos cargo de nuestros errores milenarios como humanos que forman parte y han destruido la naturaleza, así como sociedades y culturas enteras.

El eterno retorno es una teoría filosófica que sostiene la re-encarnación y entiende que todo aquello que decidamos hacer en esta vida, lo estaremos replicando eternamente. Este mecanismo de razonamiento nos invita a pensar antes de actuar, a convertirnos en individu@s responsables para con nosotr@s mism@s, así como para con todo lo que nos rodea y forma parte de nuestro hoy.

Los círculos como símbolos atractivos estéticos se orientan hacia una necesidad de evolucionar desde la consciencia, de transformarnos con el fin de construir un futuro, una industria y una humanidad más responsable y menos egoísta.

Pero, a su vez, las esferas tangibilizan los círculos trasmutando su significado.

Este cuerpo perfecto representa la satisfacción visual aparente. Mientras que, en su núcleo refleja la soledad uniforme, el desorden y trastorno de la aislamiento.

La seducción de las esferas nos interpelan al encontrarnos tironead@s entre el pasado y el futuro, entre la culpa y la responsabilidad, entre el miedo y el coraje, entre la perfección y la imperfección como nuevo parámetro de belleza.

Las esferas nos introducen a un mundo idílico en el que la digitalización es el escape que nos salva de la cruda realidad. La imposibilidad de realizar una esfera tangible sin la ayuda de la tecnología es el ejemplo más claro para entender su vínculo estrecho con la proyección de un futuro transhumanista.

Al día de hoy, estas dos formas (perceptibles, abstractas y tangibles) conviven en constante fricción ideológica, tal y como lo hacemos nosotr@s con nuestra necesidad humana de control y nuestro deseo por la transformación satisfactoria.

Ustedes, ¿con qué parte de estos opuestos complementarios se identifican?

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