Así como muchas otras tendencias en moda, la transparencia se puede interpretar de diversas formas depende de donde se la mire y posicione.
Siempre que nos adentramos en una tendencia micro que, a primera vista, parece tan simple… descubrimos un conjunto de símbolos y significaciones que construyen un mundo nuevo y, sobre todo, revolucionario.
Las tendencias micro también responden a necesidades y deseos socio-culturales. En este caso, la transparencia nos conducirá por un camino de transformación desde lo tangible hacia lo más abstracto.
Para comenzar con su entendimiento más obvio, las prendas que implementan tejidos con transparencias, acompañan nuestra necesidad de abandonar los filtros, las simulaciones y lo ficticio. Este ‘permiso’ estético de mostrar nuestra verdadera piel a través de las prendas es lo que nos cautiva como consumidores y usuari@s.
Como sociedades saturadas del consumo, la pose y el fingir, elegimos sumergirnos en tejidos que nos permitan mostrarnos tal cual somos. Si tenemos una cicatriz en la piel, no buscamos esconderla. Si no nos depilamos, no nos interesa que un pantalón o un top nos lo cubra. Si amamos nuestro cuerpo, ¿por qué nos debería dar pudor exponerlo?
En base a este cuestionamiento, las transparencias son el disparador que invita al cambio de paradigmas, el derribamiento de estereotipos y la ruptura de tabúes que sólo nos limitan en nuestra expresión pura de deseo, placer y amor propio.
De esta forma, los tejidos transparentes se transforman en una herramienta que invita a la provocación, a la experiencia lúdica y al cuestionamiento de estándares de belleza arcaicos.
No obstante, la transparencia en su forma más abstracta también es tendencia. No sólo nos interesa mostrarnos tal como somos, si no que también esperamos lo mismo de las marcas que consumimos.
En este caso, se destaca cómo la transparencia debería entenderse e implementarse siendo un valor fundamental dentro de la identidad de una marca, antes que un simple requisito que hoy es tendencia con el único objetivo de satisfacer al usuario y potencial consumidor.
Ahora bien, dentro de este panorama, entra en tela de juicio la labor y elección que realizan las grandes marcas y empresas de moda, en oposición a la comunicación que ejercen las marcas de nicho y/o emprendedores.
En términos generales, las grandes marcas implementan la transparencia como estrategia, donde dicen comunicar el proceso de producción de forma sincera, pero siempre se encuentran baches y mensajes confusos o inconclusos.
En su contraparte, encontramos a muchas pequeñas empresas y emprendedores que sí creen en que la industria de moda necesita ser transformada de raíz. Así, encuentran la forma de sumarse y aportar a la causa, ya sea implementando medidas de producción sustentable, apoyando la inclusión de la diversidad, fomentando la re-utilización de las prendas, etc.
Esta comunicación transparente – alineada con los valores e identidad de quienes desean re-inventar el consumo, los ciclos y la organización de la moda – despierta un interés y pasión desmedida por parte de esos grupos de consumidores que buscan la evolución del sistema.
Mediante esta tendencia se representa al camuflaje aparente entre el ser humano, la naturaleza y la tecnología. Esa fusión tan necesaria para construir un futuro en donde la necesidad de castigar a lo diferente y ajeno no persista. Esa fusión que habilita un futuro en que cada individuo pueda elegir libremente cómo ser, manifestarse y relacionarse con sus alrededores.
Las transparencias abarcan muchos significados y representan una nueva era en que, en vez de juzgar, castrar y demonizar lo diferente a la ‘norma’, la moda nos une en pos de la transformación.
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Posted by María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen.
