Partiendo de la necesidad de eliminar tabúes y re-significar la sexualidad, la experimentación se suma a esto y se canaliza a través del fetiche.
Así, junto con los arneses, se retoman las sogas y los cordones con una doble significación.
De la mano de esta necesidad por hacer del fetichismo algo lúdico, el corset y los arneses comenzaron a preparar el terreno para tendencias aún más desafiantes y provocadoras.
Nos comenzamos a animar a jugar con elementos que escapan de las tipologías tradicionales y son mas bien un agregado accesorio que permite una composición estilística más interesante y distintiva a lo ya conocido.
A diferencia de los arneses, que ya tienen una forma pre-estipulada, las sogas y los cordones permiten el juego y la experimentación. Cada persona puede envolverse y atarse con estos elementos de formas variadas, dependiendo el día, el humor, la inspiración y el cuerpo.
Esta tendencia invita al juego a partir de formas poco obvias, ya que el juego tendemos a asociarlo a lo infantil.
En esta circunstancia, intentamos romper con ciertas acepciones antiguas sobre el juego como reserva exclusiva de la niñez. Entramos en una era en donde la adultez se flexibiliza.
La manifestación de esta flexibilización permite que a lo lúdico se sume el doble sentido, la ironía conceptual y la experimentación desde una vida adulta, en donde la inocencia ya no existe. El juego deja de ser algo asociado al color y la recreación soñadora sobre mundos desconocidos.
Lo lúdico en la adultez refiere y se sostiene de lo oscuro, de aquello que ignorábamos cuando éramos niñ@s.
Por esto, los elementos que elegimos, ya sea consciente o inconscientemente, juegan con lo reprimido, con la sexualidad y con la provocación penetrante.
Es un juego que pone en escena el entendimiento que tenemos sobre los límites entre lo oculto y lo visible, entre lo reprimido y lo manifestado.
El deseo más profundo y corpóreo se hace tangible, e intentamos quitarle la connotación negativa que tanto lo mantuvo en la oscuridad por siglos.
Nos animamos a mostrarnos experimentales en lo sexual, sabiendo que esto provocará a aquell@s que todavía no desean re-preguntarse su existencia e identidad.
Como parte de una deconstrucción socio-cultural profunda, el romper tabúes es solo una parte. Esto es simplemente producto de un cuestionamiento más profundo de la forma en que estamos constituidos tanto individual como colectivamente.
Las sogas y los cordones son simplemente herramientas estéticas que nos permiten poner el foco en la necesidad de ser libres y deseantes sin sentirnos culpables o demasiado ‘animales’.
La forma que tomará esta tendencia también nos permite la expresión individualista, mediante la cual la personalización es un componente elemental para darle uso y forma a estos objetos.
Los cordones y las sogas conectan muchas tendencias que fuimos divisando y asimilando en los últimos meses. Lo experimental y la provocación son las principales pero, también, son fundamentales la personalización a través del DIY propio del usuario, así como el juego que invita a la desestructura y propuesta de nuevas tipologías de forma constante y aleatoria.
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Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias
