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PATRÓN REPETITIVO: LA NUEVA REPRESENTACIÓN DE LA MODA MULTI-DIMENSIONAL Y ATEMPORAL

Un patrón es un tipo conjunto de hechos o cosas recurrentes, que se repiten de manera predecible y ejercen un rol de modelo o ejemplo para producir, tangible o intangiblemente, a su semejanza. Si hablamos de forma abstracta, el patrón podría interpretarse como aquellas variables constantes y detectables dentro de una estructura mayor.

Al enfrentarnos al ‘horror vacui’ contemporáneo, el patrón es la herramienta óptica que refleja la necesidad de seguridad, tras una repetición controlada de secuencias infinitas. Recordemos que, al proyectar una tendencia a futuro, siempre debemos tener en cuenta su raíz socio-cultural.

En este caso, el patrón repetitivo, como estética, responde a una historia de revolución. En 1975, el arquitecto y filósofo estadounidense, Buckminster Fuller (1895-1983), ya definía al patrón como ”…una integridad independiente del medio en virtud del cual se ha recibido la información de que existe…La integridad de patrón de la persona humana está en constante evolución y no es estática.”

Estamos frente a una era en la que se repiten múltiples hechos y patrones que ya han sucedido décadas atrás. Las necesidades y deseos de los años setentas se vuelven más fuertes en este 2020 y nos permiten, así, construir y re-flotar estéticas alineadas a estos discursos sociales latentes.

Los patrones repetitivos de la actualidad nos remiten al período entre 1967 y 1977, cuando la revolución en búsqueda de la igualdad y libertad, abrió paso a nuevos parámetros atractivos repetitivos. La década a la que nos referimos fue caldo de cultivo de ideas revolucionarias y rupturistas. El tiempo en pausa, la re-significación del juego y la niñez fueron elementos que catapultaron un nuevo entendimiento e intento de organizar a la sociedad.

A raíz del clima que se vivía día a día, mientras la tecnología cobraba poder y popularidad, la Guerra Fría mantenía al mundo tensionado y alerta a la espera de una gran catástrofe.

Como sucede durante toda crisis, los ideales se potenciaron y se llevaron a extremos, conduciendo a las sociedades hacia la discriminación y la violencia. El miedo despertó -en muchos- reacciones oscuras y necesidad de controlar implementando la opresión. Mientras que, las sub-culturas decidieron que era el momento de comunicar sus ideales e impulsar la revolución que estaba latente desde mitad de los años sesenta.

Hoy en día nos enfrentamos a un panorama similar, en donde los avances tecnológicos nos unen pero, a su vez, son un arma de doble filo.

Encontrándonos ya en la mitad del año 2020, comenzamos a dilucidar cómo determinados sucesos, necesidades y discursos bien propios de este período se reiteran. Éstos son los patrones de conducta que repetimos al ser una sociedad integrada por humanos en constante evolución, tal como lo indicó Buckminster Fuller hace 45 años.

“…en medio de esa multitud trágica en reposo” La Náusea de Jean-Paul Sartre.

El presente incierto que estamos transitando despierta insatisfacción, incertidumbre, fobias y vacíos que van a influenciar en nuestra forma de proyectar el futuro. En este futuro están puestas todas nuestras esperanzas y todas nuestras ansias de control.

No hay mejor forma de representar estéticamente estas necesidades que a través de patrones repetitivos.

El futuro será invadido por nosotros y, nosotros, seremos invadidos por él. El patrón repetitivo, como símbolo estético, representa la expansión de la realidad virtual, donde el cuerpo humano se fusiona con la robótica.

Esta textura e ilusión óptica nos genera esa sensación de una repetición controlada sin-fin. La invasión, la tripofobia, los parásitos y los patrones repetitivos son conceptos inter-conectados que refieren a la fusión entre el cuerpo humano y lo ajeno al mismo.

En el 2020 la lucha se retoma, se busca la liberación, la igualdad, y se resaltan los intereses comunitarios por sobre los individuales. El uniforme es el elemento principal en moda que vuelve a ser necesitado para unir grupos en pos de una revolución, de un ideal.

Las tendencias propias de hace 50 años volverán adaptándose a las necesidades contemporáneas (que no son muy distintas que hace medio siglo atrás).

Los uniformes, la mezcla entre la ropa deportiva y la formal, lo unisex, el DIY, el negro, el estilo bohemio, la minifalda, la liberación femenina, el naranja espiritual, la experimentación textil y morfológica, los patrones repetitivos, los tejidos nobles y naturales, las poleras, el estilo militar…

Haber perdido la rutina y la normalidad a la que nos habíamos acostumbrado, en este presente, incierto precisamos de conexión para sentirnos vivos. Conexión con la naturaleza, con nuestros grupos de pertenencia y con nuestra niñez interior, que nos den esperanza, paciencia y algo de tranquilidad frente del abismo y la falta de libertad.

Esta realidad es introductoria para comprender el por qué detrás del patrón repetitivo como símbolo y necesidad. A través de toda elección estética, la sociedad intenta comunicar un mensaje (a veces más y otras menos elemental). En este caso, aunque no lo parezca, el patrón repetitivo viene acompañado de mucho más que una mera ilusión óptica infinita.

El escenario post-pandemia nos introduce a una realidad bien radical, donde la tecnología invadirá nuestros esquemas y hábitos, así como nuestros cuerpos y conceptos estéticos.

Todo se convierte en público, en global y en pos de la funcionalidad de la comunidad por sobre el individuo. La estética está regida por el patrón repetitivo, tanto digital como natural. Todo lo anterior responde a la costumbre que tomamos durante este presente incierto, esa costumbre que nos acerca a las fobias post-traumáticas.

Muchos re-conectaron con la naturaleza y el cuerpo, y no desean que su realidad tangible sea invadida por una nueva realidad desconocida, aterradora y alienante.

El futuro invadido proyectado en la repetición de patrones es la construcción de la nueva normalidad. Es la fusión entre lo tangible y lo virtual. Es la búsqueda de nuevos hogares. Es la expansión multi-dimensional. Es la transformación del cuerpo humano.

 

El patrón repetitivo es la revolución digital.

Posted by María Blardone. Estilista y asesora de imágen.

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