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POLERAS: LA TENDENCIA DE LA REVOLUCIÓN

Siempre que nos adentramos en las tendencias de invierno, contamos con la posibilidad de la superposición. Esta temporada no es la excepción. El layering es más protagonista que nunca. Esta forma de combinar prendas es ideal para las temperaturas bajas, lo cual nos permite usar varias capas semi-abrigadas y así estar bien preparados para el frío.

La prenda invernal clásica por excelencia es la polera. Generalmente, el ‘cuello tortuga’ es adaptado a sweaters, pero este 2020 la remera de cuello alto original hace su retorno.

Cuando una tendencia de indumentaria y accesorios se retoma, simboliza la necesidad de transmitir un mensaje socio-cultural, y cuanto más masiva es esta tendencia, más global es el mensaje.

Poleras en Edición #4 de DUST MAGAZINE

Una de las primeras imágenes que se nos presentan al pensar en la polera es la icónica actriz Audrey Hepburn, en su película “Funny Face”. No es casualidad, que hoy en día, el minimalismo sea uno de los extremos que nos representa mundialmente.

En principio, el normcore y el minimalismo asiático son las nuevas normas de la moda. Esto nos indica que la ropa deportiva básica está en su estadio de mayor esplendor de lo que va del siglo. También, será exitosa y atrayente toda reminiscencia de estilo japonés y coreano. Por ende, el juego con las capas de ropa es infinito. Una combinación bien particular que hemos visto surgir en Asia hace décadas, ha sido la combinación de la polera por debajo de una camisa que deje asomar el cuello alto.

Retomando la reminiscencia deportiva que nos deja la polera, no es extraño que estemos presenciando la vuelta del sweater de cuello alto con cierre, bien propio de los 70s. Este estilo de sweater polera nos invita a sumergirnos, cada vez más, en el leisurewear y la compra de prendas vintage. Este ítem particular, también, nos trae a la memoria el uniforme de colegio.

El uniforme es la gran tendencia estética que conlleva la pandemia mundial. Esta realidad permitió aflorar, en muchas personas, una necesidad de encontrar el sentido de pertenencia que tanto añoramos durante el confinamiento. Muchos han re-descubierto la importancia de disfrutar de los vínculos con gente cercana y re-construir aquellos grupos perdidos durante la cuarentena.

ADER ERROR - EDITORIAL ‘COLORPLAY’

ADER ERROR – EDITORIAL ‘COLORPLAY’

Alrededor de entre 1967 y 1977, período de grandes sublevaciones tal y como la que estamos viviendo, la polera también fue una prenda elemental. Esta tipología fue uno de los emblemas del uniforme del movimiento feminista de ese entonces, encarnando lo ilustrado de este grupo revolucionario. Actualmente, este símbolo que representa la uniformidad y rebelión lo vamos a incorporar en el día a día. Así, la polera será, una vez más, parte de esta tendencia social post-crisis.

La mayoría de las tendencias que dispara la pandemia se remontan a los años setentas. La polera es una más. En esta década, el cuello tortuga personificó lo estiloso, atrapante e independiente de la mujer. Hoy en día, estamos reviviendo el crecimiento de poder de toda clase social, género y origen; y, por esto mismo, es lógica la vuelta del cuello alto después de tantas décadas de su sutil desaparición.

Aunque su nacimiento se remonta a la función protectora allá por la era medieval, su actual representación se asemeja y acerca al simbolismo que tenía en los setentas. La realidad es que no es un ítem difícil de combinar, ya que es un básico, haciendo todavía más fácil su multi-funcionalidad.

Esta temporada, las poleras cumplirán tres funciones fundamentales:

  1. Esta prenda superior simboliza, históricamente, la unión y uniformidad de las masas en pos de una revolución. Esa uniformidad será alcanzada gracias al necesario sentido de pertenencia tras meses de distanciamiento social.

  2. La utilidad propia del cuello alto es algo que todos estamos necesitando en este 2020. Lo interesante de utilizar la polera como protección radica en la flexibilidad y adaptabilidad que conlleva esta nueva era, en donde no es necesario crear nuevos productos para satisfacer necesidades incipientes. Mas bien la inteligencia estará en re-significar elementos ya existentes descubriendo nuevas utilidades y funciones que habíamos dejado atrás. El cuello alto deja de ser algo accesorio y vuelve a tomar su funcionalidad original.

  3. La polera implementada como segunda piel, abre las puertas hacia una estética de camuflaje. Esta prenda se convertirá en una capa más que nos permitirá disfrazarnos eligiendo estampados semi-transparentes que, al estar en contacto directo con nuestra piel, se fusionen con ella; jugando, así, con la naturaleza, el surrealismo y la transformación de nuestro propio cuerpo en una obra de arte.

Posted by María Blardone. Estilista y asesora de imágen.

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