Tendencias

PROTECCIÓN, ANDROGINIA Y ATEMPORALIDAD EN UN SÓLO ACCESORIO

La necesidad y afición por la protección de nuestro cuerpo e identidad sigue en auge.

El sombrero nos es funcional para proteger nuestro rostro tanto de manera física como conceptual. Buscamos preservar la salud física y la privacidad en un mundo que nos rodea de amenazas abrasivas. 

La necesidad de protección sigue marcando qué prendas, textiles, colores y accesorios son tendencia. En parte, es un elemento fundamental que se repite como requisito esencial para la mayoría de la popularización de la indumentaria en el 2021.

Pero, como ya hemos hablado durante meses, esta necesidad desesperada por proteger nuestro cuerpo y nuestra identidad sólo representa a una parte (bastante grande) de la población.

El opuesto complementario desea exposición, desea exceder todos los límites conocidos e instaurados, y desafiar los propios umbrales de dolor tanto psicológicos como físicos.

Lo que hace que los sombreros y las boinas se conviertan en un accesorio característico de esta temporada, no es únicamente su vínculo con la protección.

Se requieren muchos otros puntos conceptuales de atracción para que una novedad se convierta en tendencia y, luego, en moda. Porque cuanto más popular es esa novedad, se infiere que representa, interpela y atrae cada vez a más gente.

Otros puntos de foco que convierten a los sombreros y las boinas en populares son la androginia y la atemporalidad. Dos conceptos que también atraviesan muchas de las tendencias en auge.

En relación al primer punto, los sombreros y accesorios de este tipo también son un puente entre los géneros. Es un accesorio que escasea de símbolo asociativo a cierto género o persona.

Toda prenda cuenta con determinada historia y peso conceptual. Toda prenda acarrea un símbolo y una metáfora que referencia a cierta porción de la sociedad, a cierto contexto y a cierta ideología con sus respectivos deseos y necesidades de expresión.

Entonces, por más que la moda esté virando hacia una industria sin género, el camino es lento, ya que lo que hay que desarmar son ciertos esquemas mentales. Y, estos esquemas, son la base de cómo pensamos, por eso cuesta tanto que el proceso sea rápido y masivo.

Lo que nos permiten estas tendencias es jugar con esta simbología, e introducir mensajes implícitos en nuestras elecciones de vestimenta y comunicación, para que aunque sea de forma inconsciente, el objetivo de una moda sin género se vaya asentando.

De este modo, el sombrero es un accesorio que permite la manifestación de la igualdad de posibilidades estéticas, afianzando aquel deseo de que la moda se convierta en un arte sin género alguno. 

Por último, los sombreros, gorras y boinas son sinónimo de atemporalidad, tanto en lo climático como en lo histórico. Son accesorios que construyen, también, un puente entre el pasado, el presente y el futuro.

Así, el retorno de esta tendencia nos es funcional en cualquier era y en cualquier temporada, haciendo especial hincapié en el futuro sin etiquetas, sin espacio, sin tiempo, y sin forma.

Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *