Tendencias

TEXTURA TEDDY ¿SUSTENTABILIDAD O APROPIACIÓN?

En notas anteriores tocamos el tema de la sustentabilidad y ese lado primitivo natural, al cual el mundo parece ir adaptándose.

Ahora es el turno de analizar el otro extremo, la contra-tendencia que aparece de la mano de la TEXTURA TEDDY. Una tendencia que se encuentra totalmente alejada de la naturaleza.

Por más que su inspiración deviene del reino animal, la adaptación que hacemos mediante la indumentaria, intenta encontrar alguna forma de inspirarse en las pieles sin dañar ni utilizar a los animales como una mera herramienta decorativa.

El ser humano vive en constante experimentación, que a través de texturas y textiles, logra manifestar estas experiencias en el plano real y, en este caso, a partir de lo sensorial.

El tacto se convierte en uno de los sentidos primordiales mediante los cuales nos sentimos conectados por la satisfacción y la nostalgia.

Necesitamos sentir con nuestro cuerpo y palpar con nuestra piel para reconocer y conectar con aquello que nos genera placer y aquello que nos genera rechazo. 

Esta textura ‘teddy’ se convierte en una parte nuestra, en una capa que no se basa únicamente en la conexión mediante el confort y el calor. Buscamos cierta protección a través de texturas que nos remiten al reino animal pero que son puramente artificiales.

Las texturas se vuelven una segunda piel. De esta forma, reivindicamos lo que se siente como nuestra propia piel.

Por otro lado, recordamos que la moda es parte de la expresión del ser. Una faceta más nuestra. La experimentación viene de la mano del juego.

L@s niñ@s están en constate conexión con el sentido del tacto. Con esta tendencia, de cierta manera estamos deseando este juego nuevamente. Todo aquello que nos remita a la infancia, a la era de la libertad, a la falta de miedo, y a la ligereza, es lo que nos atrae.

Queremos volver a sentirnos libres de ataduras. Así, todo lo infantil nos retrotrae a esa sensación. Es aquello que nos devuelve la inocencia y nos conecta con el anhelo que sentimos por tiempos más simples e ingenuos.

La textura ‘teddy’ es la contra-tendencia que apela al mundo digital y futurista (también un poco nostálgico) en el que poco a poco nos vamos sumergiendo. 

La digitalización nos habla de velocidad, una velocidad en la que parece no existir el tiempo. Esto nos hace cada vez mas impacientes. Por lo tanto, la digitalización, también, nos habla sobre la falta de contacto, y aquella necesidad de volver a las experiencias sensoriales desde una nueva comprensión.

Existe una contradicción innegable. 

Buscamos la conexión y re-valoración de la naturaleza, pero nos continuamos sumergiendo en estéticas y textiles que se alejan de lo natural y se acercan a la artificialidad del futuro digital. Estamos creando lo que deseamos de la naturaleza, aunque no podemos obtenerlo ya que se contradice con nuestros principios sobre un futuro sustentable.

La pregunta radica en cómo podremos encontrar el equilibrio, o si simplemente debemos rescindir de ciertas estéticas. 

Es acaso posible pensar que nuestra satisfacción puede ser suplida por el simple contacto para con la naturaleza sin la necesidad de apropiación de la misma.

¿Podremos encontrar el punto medio entre ambos mundos? 

Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias.

En colaboración con Victoria Teixidor.

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